3--> El Peny (escrito por Jai)
-Teléfono, señor Martínez- Un individuo alto y estrambóticamente vestido (una camisa de colores imposibles, pantalones llenos de parches, coleta de macarra…) se detuvo en el umbral de la puerta, mirando con gesto titubeante al interior. Y desde el interior el Peny, que estaba sentado frente a una mesa sucia; llena de papeles y con restos de cocaína emblanqueciendo su otrora brillante superficie, le respondió con una mirada de desdén.
-¿Quién es?
-Mon.
-Pásamela.
El Peny cogió el auricular del teléfono inalámbrico, al tiempo que una sonrisa aviesa dejaba entrever un diente dorado, que destacaba entre el resto de su dentadura, ennegrecida por el exceso de tabaco.
-Dime
-Ramón, soy Mónica. Necesito hablar contigo.
-Hola preciosa- Un brillo apareció en los ojos del Peny, al tiempo que su mano izquierda desaparecía bajo la mesa.-Cuando tú quieras, ya sabes que para ti estoy siempre disponible.
Tras colgar el teléfono, se sintió excitado ante la perspectiva de un encuentro con Mónica esa misma tarde. Imaginó que vendría por el asunto de siempre (quejarse y lloriquear un rato) y que después de un par de promesas que ambos sabían de antemano que no iban a cumplirse accedería a dejarse follar. Llevaba tiempo tratando de dejarlo tirado, pero no le iba a ser tan fácil. Al menos hasta que su querido hermano saliera de Carabanchel; y para eso aún quedaban 3 meses. Después seguramente la tendría que dejar escapar, pero bueno, algún día tenía que pasar. Y decidió que si alguien se había ganado su libertad, esa era la conejita Mon. Y además aún le quedaban unos meses de diversión con ella.
Le excitaba más que ninguna de las otras porque había en ella tal violencia, tal repulsión hacia él mismo que apenas se molestaba en disimular que…al Peny le fascinaba el juego de sexo y asco que se traía con ella. Quizá porque había más autenticidad en esta relación que en todas las que había tenido desde que Ana lo abandonó.
Decidió llamar a Rebeca, una de sus más recientes adquisiciones para entretener la espera hasta la cita con Mónica, que iba a ser a las 8 de la tarde. No pensaba acostarse con ella, tan solo jugar un poco, tal vez le pidiera que lo bañara. Le divertiría volver a ver el gesto de Rebeca al ver que solo se trataba de hacerle compañía, una mezcla de alivio por no tener que follar con él y contrariedad por sentirse rechazada. Al fin y al cabo a nadie le gusta sentirse rechazado, ¿no?.
12 comentarios
tinacochina -
Ocasiones -
Trini: Sé que es un poema, pero yo que sé!!!!
El Peny es un personajillo de los malos y difíciles...
Sak: Veremos a ver si le va o no le va bien;)
Almena: Puede ser, puede ser;)
Manny: Oscuro? macabro? uys! no sé, eh! Gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario;)
Marea@: Pues claro que sí...
Accolgril: A nadie, pero a veces lo hacemos inconscientemente;)
Jnj: jajajjajajajjajaja, nada, no te preocupes;)
Calma: Te digo lo mismo que a Yole;)
Malena: Pues sí, la autoestima nos juega muy, pero que muy malas pasadas....
A TODOS: Un besazo y gracias por deteneros a leer lo que escribo!
Malena -
Un beso.
calma -
Besos
Jnj -
Besos.
acoolgirl -
Un besitooo, buena historia.
Marea@ -
Un beso. Marea@
Manny -
Me he pasado por aquí y tengo que decirte que me gusta mucho la ambientación de tu blog. Tiene tu toque oscuro y macabro, pero luego lees y se puede ver que hay luz aquí dentro.
Un abrazo
:-)
almena -
;)
besos!
Sakkarah -
Un beso.
Trini -
¡Menuda pieza el Peny!
Buen relato.
PD: Es un poema, Alma, ni soy triste ni estoy sola:):)
Besos
yole -
Saludos nuevos.